El Ocelote. De extremidades pequeñas, este felino ha sido
perseguido hasta llevarlo al borde de la extinción, debido al precio que llegó
a tener su piel, llena de manchas alargadas en la parte anterior del cuerpo y
conforme se van acercando a la cabeza se van haciendo más pequeñas, su pelaje
es muy distinto por eso no e
xisten dos ocelotes exactamente iguales.
El Ocelote o tigrillo es bueno trepando árboles y
normalmente sorprende a su presa saltando desde el árbol para atacarla; es
carnívoro, y se encuentra en constante amenaza debido a su piel.
Este felino mediano viene de la familia de los félidos y
vive desde Texas hasta Argentina, El Ocelote mide entre 55 y 100 centímetros y
la cola entre 30 y 45 centímetros de largo. El Ocelote tiene mucha fama por su
piel y a causa de su caza excesiva solo quedan pocos ocelotes.
BUEN NADADOR
El Ocelote nada bien y trepa a los árboles con mucha
facilidad y frecuencia, aunque también baja a menudo al suelo. Caza por la
noche y se alimenta de pájaros, peces, serpientes, lagartos y mamíferos de
tamaño pequeño. Se sabe poco sobre su reproducción; la época de celo es
probable que varíe según la latitud y la camada puede estar formada por un
número de crías entre una y cuatro.
EXTINTO EN LA NATURALEZA
El diseño de su pelaje parece ser como dibujo de cadenas y
manchas, formando un diseño alargado con bordes de color negro cubriendo una
área más oscura que el colorido de fondo. Su cabeza es maciza con dos rayas en
cada lado de su quijada encerrando un área casi completamente blanca, con ojos
café o amarillo dorado.
El Ocelote es uno de los pocos felinos pequeños que han sido
estudiados en sus diferentes hábitats. Son esencialmente nocturnos, como todo
felino son territoriales y solitarios. Estudios que se han llevado a cabo en
Ocelotes equipados con aparatos de transmisión, indican que hembras adultas
defienden su territorio exclusivo que se extiende hasta 14.3 kilómetros
cuadrados, mientras que el territorio de los machos cubre una área hasta 31.2
kilómetros, entrelazando uno o más territorios de las hembras.
Se alimentan de pasto, mamíferos medianos y pequeños, como
zarigüeyas, monos o murciélagos, comen reptiles (caimanes jóvenes, lagartos y
serpientes) y los huevos de las tortugas. Cazan aves y son buenos nadadores y
pescadores.
Después de su periodo de reproducción, con 80 días de gestación
la hembra tiene de uno a tres pequeños que pueden nacer sobre una cama de hojas
y hierbas escondida en el hueco de un árbol, en una madriguera entre rocas o,
simplemente, bajo un matorral.
Los pequeños se mantienen dentro o alrededor de su guarida por
varias semanas y dependen de su madre por varios meses. Su actividad sexual
comienza al año y medio para las hembras y dos años y medio para los machos.
DE LEYENDAS
Algunas personas que pasan mucho tiempo en las regiones
donde es común encontrar al ocelote narran diversas anécdotas, como una que
afirma que este felino puede devorarse a un venado, monos, pavos de monte y
otras especies animales, y que los ocelotes visitan las riberas de los ríos y
aguardan para cazar.
Uno de los mayores problemas que afronta este animal es su
inclinación a matar animales domésticos, en su afán de conseguir alimento, lo
que ha motivado que los rancheros, campesinos y demás hombres del campo se
conviertan en sus principales enemigos.
Se sabe que el ocelote encuentra entre sus presas favoritas
a los pollos, puercos, cabritos y ovejas, con el consiguiente perjuicio
económico para el propietario.
El hecho de que un ocelote se atreva a atacar a los animales
domésticos deriva -como en el caso del jaguar- de la restricción que el hombre
ha hecho de su medio ambiente, al talar bosques para la agricultura y la
ganadería, y acabar con las diversas especies que le sirven de alimen
tos.
Los cazadores, además de utilizar las pieles de estos
animales para comerciar ilegalmente comen su carne; aseguran que no sólo es muy
buena sino que también da vigor, salud y fuerza a la persona que la ingiere.
Incluso, en sus anécdotas narran que los hombres beben la sangre aún caliente
acumulada en el torax. Esta creencia sobre las propiedades medicinales y
sobrenaturales de la carne y de la sangre de los felinos se encuentra
generalizada en todo México.
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